Fraude aduanero y otras amenazas a la seguridad

Fraude aduanero y otras amenazas a la seguridad

Dedicarse al comercio internacional puede ser garantía de tener una empresa exitosa. Millones de personas buscan en su vida diaria poseer productos extranjeros y muchas compañías necesitan abastecerse de productos fabricados en otros países.

Para que un negocio de comercio internacional se mantenga activo es necesario que éste se asocie con terceros, tales como algún proveedor fiable o una importadora aduanal. Sin embargo, si estás iniciando con tu negocio, puede que seas blanco de alguna estafa.

Existen ciertas personas o instancias cuyas prácticas corruptas perjudican no sólo el prestigio de tu empresa, sino tu propia integridad. Ser víctima de un fraude aduanero puede significar una gran pérdida económica o, en el peor de los casos, sanciones legales que bien podrían dar fin a tu negocio.

Es por eso que, en esta ocasión, te hablaremos sobre el fraude aduanero y de otras amenazas para la seguridad del comercio internacional, de tal modo que no tengas que preocuparte a la hora de importar y exportar productos o al tratar con una importadora china.

¿Qué es un fraude aduanero?

El fraude aduanero refiere a las prácticas del comercio internacional ilícitas, que no atienden ninguna de las obligaciones tributarias ni arancelarias y que buscan, por medio del engaño al sistema y la evasión, ser partícipes en los procesos de venta y distribución de mercancía internacional.

Debido a su naturaleza ilegal, el incurrir en las prácticas del fraude aduanero implica una serie de consecuencias económicas e incluso jurídicas

Ante este tipo de prácticas, los Estados y las importadoras llevan a cabo protocolos, vigilancia e inspecciones diseñadas para detectar y erradicar el fraude aduanero. Estas medidas de seguridad se realizan desde el plano físico hasta el electrónico y en ellas cooperan diversas regiones internacionales.

Fraudes aduaneros y amenazas a la seguridad más comunes

Los fraudes aduaneros pueden presentarse de diferentes maneras y sus objetivos quizá sean distintos: desde traficar mercancía de forma más económica para el infractor, evasión de impuestos o la elusión de aranceles. Veamos cuáles son algunos de los fraudes más comunes.

1.- Subvaluación de mercancías

En esta práctica fraudulenta se declara un valor inferior al que en realidad le corresponde a la mercancía importada o exportada. Este engaño tiene como propósito reducir los impuestos y aranceles por pagar; un menor valor en el producto implica también una menor tarifa tributaria. Esto afecta a las comercializadoras honestas y, de igual modo, a los comerciantes.

2.- Falsa facturación

En esta mala práctica, facturas falsas son emitidas con el propósito de manipular los precios y así defraudar a la hora de pagar los impuestos. Estas facturas ilegales pueden crearse desde cero, o bien, alteraciones de documentos originales; en las mismas figuran empresas ficticias, así como empresas reales que desean justificar precios y gastos a través de datos falsos.

3.- Simulación de transacciones

Otro tipo de fraude aduanero consiste en aparentar y declarar una supuesta transacción e incluso la transportación misma del producto “vendido”. Simular tales movimientos sirve para obtener la devolución de derechos correspondiente a mercancías que, en realidad, jamás se exportaron ni pasaron por una comercializadora aduanal.

4.- Manipulación de regímenes aduaneros

Existen fraudes que directamente se relacionan con la adulteración de regímenes aduaneros, todo esto con la finalidad de no pagar impuestos, a la par de ocultar actividades ilícitas por medio de un “lavado” de recursos. Algunas de los regímenes manipulados son:

Regímenes de importación temporal

El tiempo en que los productos extranjeros permanecen en territorio nacional es adulterado. Al retornar la mercancía a su lugar de origen ésta puede ser distinta a la que originalmente se recibió.

Depósitos aduaneros

Los estafadores se hacen pasar por depósitos aduaneros legales con el objetivo de cobrar por el supuesto uso de espacio que tiene la mercancía en el interior del “depósito”.

Zonas francas

Debido a la exención del pago de derechos de importación de mercancías, los estafadores manipulan y elevan los valores de importación de los productos que por ahí pasan.

5.- Reetiquetado y falsificación de productos

En esta práctica existe un cambio en las etiquetas de la mercancía que se va a exportar, esto con el objetivo de ocultar el origen real del producto. Estas falsificaciones pueden surgir para hacer pasar un producto como uno de una marca de prestigio —y así cobrar más—, o bien, para ocultar caducidades vencidas —y así deshacerse de mercancía defectuosa—.

Otras amenazas a la seguridad

Lamentablemente, la seguridad de las aduanas y del comercio internacional no sólo está en riesgo por fraudes y tergiversaciones de datos. Existen prácticas, quizá más violentas, que ponen en riesgo estas operaciones comerciales.

1.- Extorsiones

Otro tipo de amenazas a las que puede someterse la seguridad aduanera —y, por ende, el comercio internacional—, más allá de los fraudes, consiste en recibir extorsiones

Criminales demandan que ciertas cargas entren a determinados derechos de piso, y en el proceso se pierde el control sobre las mercancías importadas, puesto que agentes aduanales, comerciantes y transportistas se ven amenazados por la delincuencia.

2.- Robos

Probablemente, la práctica más ancestral en lo que a delinquir no ya sólo con las aduanas, sino con el comercio refiere. Por medio de la violencia, criminales se apoderan de la mercancía, la ruta de transporte establecida para el traslado de los productos o directamente de las retribuciones económicas que agentes aduanales o comercios ganan.

Como puedes ver, la amenaza de fraudes y actos ilícitos contra las aduanas y comerciantes es, lamentablemente, vasta y constante. El mejor medio para que los empresarios eviten estos problemas es recurrir a agencias aduanales certificadas y confiables por sus años de dedicación y constancia.

Por su parte, agentes y comerciantes deben exigir al Estado ser proveídos de la seguridad y vigilancia necesarias para hacer sus negocios sin mayor preocupación.

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